martes, 20 de noviembre de 2007

Transigir

Transigir es el arte de ceder hasta cierto punto, más alla del cuál corremos el riesgo de salir perjudicados. El primer paso para llegar a un pacto aceptable es conocer ese punto, pero eso no es tan sencillo como parece.

Cuanto más complicada sea la vida, más sencillas deben ser tus exigencias. Piensa en lo siguiente: ¿Qué puedes sacar de esta situación?. ¿Se trata de algo absolutamente necesario?. Si lo es, debes conseguirlo. No es negociable.

Si no lo necesitas para sobrevivir, -sea lo que fuere-, no se trata de una necesidad. Es un deseo. Lamentablemente, los "deseos", son el valor de cambio de un pacto. Yo quiero eso, tu quieres lo otro …. Esa es la base de un trato. Ten presente que, lo que tú deseas, puede constituir una necesidad legítima para otra persona. Los mejores pactos , al igual que un estilo de vida viable, cubren todas tus exigencias y algunos de tus deseos.

Si te horroriza, no lo aceptes. Si lo haces a pesar de que te horroriza, acabarás lamentándolo y despreciando a la persona que lo aceptó: tú mismo.

Muéstrate afable. Trata de comprender el punto de vista de la otra persona. Procura ser flexible. Sé tan generoso como puedas, sin pasarte. El pacto debe satisfacer a ambas partes. Confía en tu intuición. Presta atención a las señales físicas, especialmente a tu tripa; no sólo contribuye a la digestión de los alimentos, sino que te ayuda a comprender lo que te conviene.

Ante todo, sigue el consejo de Janie Jopplin: "No te comprometas tú mismo. Eres todo lo que tienes."