viernes, 9 de noviembre de 2007

La meditación: muchos caminos hacia el momento presente

La meditación es un proceso sencillísimo que te permite aliviar las tensiones, la ansiedad acumulada en tu mente a causa del esfuerzo excesivo, mediante el sencillo procedimiento de hacer que el cerebro se relaje y permanezca en silencio. Para conseguirlo, puedes reconcentrarte en un color, blancura absoluta, o repetir despacio un sonido único, con exclusión de todo pensamiento. Cada vez que te percates de que cualquiera de tus pensamientos dominantes se dispone a invadir tu campo mental, te niegas a dejarlo entrar… lo expulsas literalmente, diciéndole que puede esperar a que haya concluido el período asignado a la meditación.

Este período puede ser de 15 segundo para el principiante y llegar hasta los veinte minutos de duración, cuando ya hayas practicado a lo largo de una temporada. Esta clasa de relajamiento mental es tan importante para uno como el relajamiento corporal sobre una base normallizada y cualquiera está capacitado para efectuarlo cada vez que lo considere oportuno.

Existen apremiantes razones fisiológicas y espirituales por las que deberíamos entregarnos regularmente a la meditación.
La meditación constituye la argamasa que mantiene unidos mente, cuerpo y espiritu.

La meditación es la concentración intencionada en una cosa, la cual puede ser tanto secular como espiritual.
En este estado:
  • La creatividad florece.
  • La intuición conduce a una sabiduría más profunda.
  • El sistema de curación natural de nuestro cuerpo se pone en funcionamiento.
  • Nuestro mejor potencial. -ya sea físico como mental-, se manifiesta espontáneamente.
  • Nos sentimos psicológicamente satisfechos.


Hay muchas formas distintas de meditar, según las necesidades internas:
  • Meditación ante el espejo de oro.
  • Escribiendo páginas en el diario de diálogos.
  • Mirando fijamente a una vela.
  • Al fijarse en una frase para hallar un mayor sentido personal.
  • Saliendo a dar una paseo de meditación.

Siempre que nos hallemos plenamente presentes en lo que hacemos, estamos meditando.

Cómo empezar:
  • Retírate a un sitio tranquilo.
  • Siéntate o túmbate en una postura cómoda, que te permita relajar el cuerpo.
  • Cierra los ojos.
  • Deja que tu respiración se haga lenta y regular.
  • Comunícate con tu silencio interior.
  • Realiza esto 20 minutos diariamente.

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