lunes, 3 de marzo de 2008

Únete a la frugalidad

Muchas cosas de las que poseemos no vale la pena conservarlas. Pagar un seguro por el contenido de una casa que está llena de superficialidades, limpiar por el placer de “mantener” reliquias, es una pérdida de tiempo y energías. Hay muchas actividades mucho más enriquecedoras y que precisan de menor aporte de energía como: leer, viajar, aprender cualquier disciplina, pasear, cocinar o simplemente descansar u observar el paisaje.

La sociedad se dedica a fomentar el afán del gasto y la sed de posesiones, haciéndonos ver que todo es necesario en nuestra vida. Las modas del vestir, del comer, del ocio, nos esclavizan. Hacen que vivamos pendientes de gustos externos, que nos prometen que seremos más felices, más atractivos, más esbeltos o más hermosos si seguimos sus dictados.

Por todo ello, evita acumular posesiones materiales que no hacen sino llenar tu vida de cosas innecesarias y tu mente de obligaciones que te limitan tu espacio y tu libertad.

Como ideal puedes marcarte no tener más pertenencias que las que puedas tranportar en un bolso.

Siguiendo este modelo darás respuesta a la insatisfacción que te produce la sociedad de consumo.

La tarjeta de crédito no debería utilizarse más que en casos de urgencia. Si te acostumbras a usarla gastas más.

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