Cada día tienes 24 horas para pintar ese lienzo que te da la vida. Si tus pinceladas están llenas de color, de armonía, de trazos sencillos, de alegría, tus acciones pasarán a formar parte de los buenos recuerdos, aquellos que merecen la pena guardar. Para ello:
CONCÉNTRATE EN LO QUE HACES
Pon mucha atención a tus acciones, cada detalle, cada momento, cuenta y añade un trazo a tu lienzo. Sé consciente de lo que haces.
EXTRAE LO POSITIVO
Trata de encontrar una cualidad positiva en cada acción o situación que se te presente. Enfoca lo que te hace sentir, lo que aprendes de ella o en lo que posees para que suceda. Hazlo durante todo un día y comprueba como te sientes al final del día.
JUEGA COMO UN NIÑO
Pon en marcha tu imaginación diviértete, utiliza tu creatividad para convertir los actos cotidianos en lúdicos.
VIVE MÁS DESPACIO
Las prisas nos impiden centrar la atención en lo que hacemos. Date tiempo para atender a lo que sucede en cada momento. Si tan sólo tienes un cuarto de hora para comer, vive esos minutos centrado en lo que haces.
UTILIZA TUS SENTIDOS
Cuando hagas algo observa: ¿qué perciben tus oídos?¿qué colores y formas ven tus ojos?¿en qué postura estás?¿percibes algún olor? Te sorprenderás de la riqueza de tus sensaciones.
UTILIZA EL SENTIDO DEL HUMOR
Usa tu buen humor y tu ingenio para convertir lo cotidiano en motivo de sonrisas.
AGRADECE TODOS LOS DÍAS
Cada día busca algún acto cotidiano y observa todo cuantas cosas tiene que suceder para que ocurra y da las gracias por cada una de ellas.
Dar las gracias te colocará en una percepción de abundancia, te alegrará por todas esas cosas y hará que reconozcas lo afortunado que eres. Te ayudará a descubrir la inmensa riqueza que te rodea y en la que no reparas.
DESCUBRE LOS DETALLES
Vive el presente en toda su plenitud, con todos tus sentidos y tus pensamientos. En cada instante están aconteciendo hechos extraordinarios.
Para darte cuenta de ello, adopta una actitud de contemplación y descubre los detalles.
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