domingo, 22 de junio de 2008

Sobre la concentración

Reprográmate cada minuto del día con pensamientos que te hagan crecer. Cuando estés enfadado, confuso, intenta reírte de ti mismo. Ríete alto, ríete mucho de ese ser que eres tú, que se preocupa, que se angustia porque cree que sus problemas son los más importantes del mundo. Ríete de esa situación patética, porque todo se reduce a seguir reglas.

Concéntrate.

Si no encuentras nada en qué centrar tu interés, concéntrate en la respiración. Escucha los latidos de tu corazón, sigue los pensamientos que no eres capaz de controlar, controla las ganas de levantarte y hacer algo “útil”. Quédate sentado algunos minutos todos los días sin hacer nada, aprovecha lo máximo que puedas.

Cuando estés lavando platos o haciendo otra actividad, concéntrate en lo que hacer. Da las gracias por tener platos que lavar, porque eso significa que en ellos hubo comida, que alimentó a alguien, que cuidó a una o mas personas con cariño. Piensa cuantos millones de personas no tienen nada que lavar o a nadie a quien preparar la mesa.

Adaptación de un texto de “Las Brujas de Portobello”.

Paulo Coelho.

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