El dinero tiene que ser nuestro servidor, no nuestro esclavo. Es energía y dejamos que escape de nosotros por falta de control de nuestros impulsos. Deja que el dinero fluya en tu vida, para cumplir la máxima de “dar es recibir”. Cuanto más libre fluya el dinero en tu vida, más volverá a ti.
Despilfarramos el dinero en cosas inútiles y en placeres efímeros. El impulso comprador nos domina, atraídos por su capacidad de seducción. Comprar por el simple hecho de hacerlo no nos aporta nada y nos llena de una sentimiento de culpabilidad, minutos después de haber realizado la compra.
Además, llenamos nuestra vida de cosas inútiles que nos quitan espacio vital del que disfrutar. Llenar nuestro entorno de objetos repetidos y cosas que no utilizaremos nunca, nos genera un nivel creciente de tensión, que nos lleva a comprar más para eliminarla momentáneamente.
Evita hacer gastos fuera de tus posibilidades, te aportará seguridad. Reduce las necesidades a lo estrictamente necesario.
Sería preciso economizar para trabajar menos, no para gastar. Es decir, si consigo reducir mis necesidades, el trabajo para financiarlas será menor y podré obtener más tiempo libre.
Jamás dependas financieramente de otros. Evita entrar en el círculo vicioso de los préstamos y las deudas. Evita gastar más de lo que ganas.
Para vivir hace falta muy poco.
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