Antes de partir hacia un largo viaje, un comerciante fue a despedirse de su mujer.
─ Nunca me has dado un regalo que esté a mi altura ─ dijo ella.
─ Mujer ingrata, todo lo que te he dado me costó años de trabajo ─ respondió el hombre ─. ¿Qué más te podría dar?
─ Algo que sea tan bello como yo.
Durante dos años, la mujer esperó el regalo. Finalmente el comerciante regresó.
─ Conseguí encontrar alto tan bello como tú ─ dijo él ─. Lloré ante tu ingratitud, pero decidí cumplir tu deseo. He pasado todo este tiempo pensando qué regalo sería tan bello como tú, y acabé encontrándolo.
Y le tendió a su mujer un pequeño espejo.
Maktub. Paulo Coelho.
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