Somos nosotros mismos los que grabamos en nuestra "sangre" hábitos y costumbres que nos hacen esclavos de ellos. Consumismo, religión, banderas, patrias, himnos, raices, no hacen más que marcar a fuego sus legados para hacernos partícipes de sus doctrinas y ser manipulados en tropel como el mar mueve unos barquillos de papel.
Compramos nuestra esclavitud cuando cedemos al chantaje y las promesas de todos ellos y permitimos que sus normas nos aborden y nos conviertan en tiranos por defenderlos.
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