Rompe con las relaciones estériles. Suprime las que no te representan ningún apoyo. Es mejor dejar de frecuentarlas que criticarlas. Más que el color de la piel, lo que separa a los humanos es el medio social, el dinero, las creencias, las aspiraciones. La gente intolerante e incomprensiva puede frenar nuestra evolución. No pierdas ni siquiera un minuto pensando en las personas que no te agradan.
No intentes adaptarte a las situaciones incómodas, ni exijas demasiada sinceridad por parte de los demás. No es preciso desnudar el corazón para aumentar la proximidad con respecto a otra persona. Deja que el mundo yo y sus reglas se queden en la calle. Ese mundo en el que siempre hay que tener en consideración las necesidades de los demás y ocultarse detrás de las diferentes máscaras que él nos obliga a llevar.
Seríamos mucho más felices si aprendiéramos a vivir soportando nuestras imperfecciones y las de los demás.
Adaptación de “El arte de simplificar la vida” de Dominique Loreau.
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