- Instala en él un almohadón confortable, un pequeño altar en el que colocar una vela, una flor y una varilla de incienso. (Para controlar el tiempo: duran unos 20 minutos).
- Deja que le perfume y el silencio te envuelvan.
- Nota el almohadón, respira profundamente dos o tres veces para exhalar los pensamientos negativos.
- Si tu flexibilidad te lo permite, adopta la postura del loto. Es la mejor para alcanzar el verdadero estado de “ausencia” de la plenitud perfecta.
- Si no adopta otra postura como: sentado en un sillón o tendido en el suelo.
- Concéntrate en tu respiración y trata de que tu mente se vacíe de pensamientos. Cuando te surja uno, déjalo pasar, sin esfuerzo; déjalo fluir y trascender.
El ser humano puede liberarse del tiempo, del espacio, de la vida cotidiana, de los deseos, de las ideas comunes y finalmente de sí mismo.
“Sentarse a meditar durante horas, comer cuando el cuerpo no lo exige y vivir en una sencilla
cabaña: ¡qué lujo!”.
Tsurezuregusa. Urabe Kenko.
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