lunes, 29 de diciembre de 2008

No des lecciones

No ofrezcas máximas. Limítate a mostrar los efectos de las que tú has aplicado. No digas a los demás cómo tienen que hacer las cosas, limítate a hacerlo tú correctamente. No te envanezcas de lo que hacer.

Adaptación de “La arte de simplificar la vida” de Dominique Loreau.

Evita la crítica

Cuando criticas a alguien, no dices mucho acerca de esa persona, pero sí acerca de ti mismo. Cuando criticas a alguien, estás creando un problema y no consigues más que devaluarte. Juzgar a los demás consume energía, y además te coloca en una situación que no te corresponde.

Criticar es, sobre todo, un hábito. Acostúmbrate a no hablar mal de nadie jamás, con independencia de la opinión que te merezca. Esta nueva regla de prudencia no tardará en convertirse en una segunda naturaleza.

Criticar tal vez aporta un alivio pasajero, pero hay otros temas de conversación. Guarda lealtad a los ausentes. Defiéndelos. Las personas que te escuchen sacarán la conclusión de que eres una persona en quien se puede confiar. Trata a todo el mundo con arreglo a los mismos principios.

En vez de ocuparte de los defectos de los demás, ocúpate de los tuyos.


El arte de simplicar la vida. Dominique Loreau.

viernes, 19 de diciembre de 2008

Busca el aprecio sólo por lo que eres

Evita a toda costa las relaciones de dinero con tus amistades si no quieres perderlas. No hables nunca de tus problemas. Tampoco prodigues demasiados consejos “gratuitos”. Lo que se da a cambio de nada no se valora. Si ayudas demasiado a los demás, no aprenderán nunca. La única cosa de valor que puedes ofrecer es una actitud de dominio de ti mismo y de disciplina: calma, presencia, oído dispuesto a escuchar y benevolencia.

Comunícales la seguridad de que pueden contar contigo, con la fuerza de tu presencia y con tu paciencia. Por tu parte tú posees la calma que proviene de esa convicción de ser capaz de obtener todo lo que necesitas sin ayuda de nadie.

A menudo nos damos demasiado, pero eso es, por lo general, a fin de obtener amor o amistad, como si temiéramos no ser apreciados, sencillamente, por lo que somos.

El arte de simplificar la vida de Domique Loreau.

Aprende a escuchar

Una regla de oro: “Escucha el doble de lo que hablas y si no tienes nada amable que decir, no hables”.

Las cosas no tienen más importancia que la que les damos. Habla de miseria y tendrás miseria. Habla de chistes y tendrás un coro de risas.

Respira hondo antes de hablar. Serás escuchado con más atención y respeto. Deja que los demás hablen cuando quieran y que acaben de expresar sus pensamientos.

Cuando hagas hecho algo bueno, no lo cuentes. Es mágico, porque en lugar de diluir tu placer lo conservas para ti.

No cuentes tus contrariedades, te fatigan tanto a ti como a tus interlocutores.

Niégate a entrar en discusiones metafísicas, políticas o religiosas, no hay que crearse enemigos innecesariamente.

Adaptadión de “El arte de simplificar la vida” de Domique Loreaou.

viernes, 5 de diciembre de 2008


Presentamos una nueva serie de grafitis. En esta ocasión tomados en Águilas, (Murcia), España. Artistas que dejan su talento en paredes y adornan entornos.

Haz clic en la foto para acceder.
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Aprende a decir no

En nuestra cultura es más aceptable ser cortés e hipócrita que franco y sincero. Si decir “no” te ocasiona alguna dificultad, plantéate el objetivo de decir no a cualquiera para poder decirte si a ti mismo.

No cambies nunca tus proyectos para dar satisfacción a los proyectos ajenos. No te importe lo que piensen ni lo que digan de ti. Serás tanto más libre.

No seas la persona que esperan que seas, sino la que tú y sólo tú quieres ser. Sé independiente. Ten valor para decir que no con una sonrisa y sin excusas.

“Una persona libre es la que puede rehusar una invitación a cenar sin ofrecer la más mínima excusa”.
Jules Renard.

Adaptación de “El arte de simplificar la vida” de Dominique Loreau.

Elije tus relaciones

Rompe con las relaciones estériles. Suprime las que no te representan ningún apoyo. Es mejor dejar de frecuentarlas que criticarlas. Más que el color de la piel, lo que separa a los humanos es el medio social, el dinero, las creencias, las aspiraciones. La gente intolerante e incomprensiva puede frenar nuestra evolución. No pierdas ni siquiera un minuto pensando en las personas que no te agradan.

No intentes adaptarte a las situaciones incómodas, ni exijas demasiada sinceridad por parte de los demás. No es preciso desnudar el corazón para aumentar la proximidad con respecto a otra persona. Deja que el mundo yo y sus reglas se queden en la calle. Ese mundo en el que siempre hay que tener en consideración las necesidades de los demás y ocultarse detrás de las diferentes máscaras que él nos obliga a llevar.

Seríamos mucho más felices si aprendiéramos a vivir soportando nuestras imperfecciones y las de los demás.



Adaptación de “El arte de simplificar la vida” de Dominique Loreau.